
Estás rabiosa, no vas poder perder la vista en el horizonte del Mediterráneo ni estrenar tu bañador de Marni años 50.
¿Cómo sobreponerte?
En un palacete en el centro de Madrid, calle Martínez Campos 37, se esconden las mejores vistas al mar, pintadas por Sorolla.
Tus ojos, saturados de ver hojas de Excel, agradecerán perderse en los azules y verdes del agua y en la luz casi fotográfica de los cuadros.
Contemplando las escenas marineras, te trasportarás mentalmente a la orilla de tu playa favorita y tus pies sentirán que se hunden en la arena fina y húmeda.
Se accede a la que fuera casa del artista a través de un pequeño y delicioso jardín en sombra, por el que conviene perderse unos minutos, y sentarse en el cenador a escuchar las fuentes y contemplar los azulejos que lo decoran.
Es un plan relajante para la mañana del sábado o domingo y saldrás de allí pensando en el siguiente puente, que seguro será más soleado.