

Me resulta imposible describir la belleza de sus movimientos por lo que recurro al poeta José Luis Rey:
Danza de los espíritus bienaventurados
Suavemente
adolescencia en círculos sedientos
y la danza es la flor de las transformaciones.
Yo fui aquel muchacho
que flotaba muy lento por el aire.
Suavemente la luz.
Suavemente.
Gluck tenía la llave de los prados
y yo tenía sólo
mi deseo de ser.
Pero los espíritus bailaban
alrededor de mí,
alrededor del mundo. Y hechizados
nos volvíamos siempre. Yo que he visto el amor
con su brazo extendido y de puntillas
¿cómo puedo morir? Pero es la hora
en que la música acepta
tener cuerpo también y lenta y suave
moverse, giratoria,
girasol de la música: poema.
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