A Jesús del Pozo le tenía cariño porque mi primer traje largo es suyo; escribo en presente porque han pasado unos cuantos añitos y puedo ponérmelo y cualquiera creería que es de su última colección, como el de la foto. Y porque el tocado de tul y plumas espectacular que llevé en mi boda también era de su taller.
Siempre me pareció inteligente y humilde. Cada una de sus colecciones que vi en Cibeles me gustó por su coherencia, su sentido atemporal y arquitectónico de la ropa. El no se dejaba llevar por las tendencias.
Además he admirado toda la ropa que diseñó para la infanta Cristina, dándole un estilo propio, favorecedor y regio lejos de las princesas fashionistas.
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